¿DISMINUCIÓN
DEL NIVEL DE EXIGENCIA EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE ESTUDIANTES DE
ARQUITECTURA?
Arq.
Enrique Adolfo Simmonds Barrios, MSc.
Bogotá;
Marzo 23/2022.
Cuando
hablamos de procesos educativos o formativos necesariamente estamos hablando de
un proceso en el cual nuestros conocimientos, destrezas, habilidades deben ir
en aumento; es decir, es un proceso de evolución. Unos autores hablan que
nuestro conocimiento puede representarse como una serie de circunferencias
concéntricas en la que la más pequeña, la interior, suele representar aquella
información con el menor nivel de exigencia, complejidad, aplicabilidad,
dificultad, y en la medida en la que vamos dominando cada una de esas circunferencias,
estos niveles anteriormente mencionados van aumentando: esto es lo que hace que
nuestros procesos formativos o educativos representen un proceso evolutivo.
Ahora bien,
partiendo de este supuesto habría que reflejar dicha información en nuestros
escenarios educativos, que, al fin y al cabo, son los escenarios reales y
cotidianos a los cuales nos enfrentamos como formadores. Así pues, sería entonces
inevitable preguntarnos ¿Podemos
evidenciar en nuestros estudiantes que realmente sus conocimientos,
habilidades, destrezas en cada una de las materias van en aumento o evolución,
con respecto a las asignaturas anteriores? ¿Es fácil para ellos reconocer que
están recorriendo este camino evolutivo? ¿Nosotros, en tanto docentes, con
nuestras prácticas educativas, propendemos a que dichos conocimientos,
destrezas, habilidades vayan en evolución o en aumento? Posiblemente sean muchos
cuestionamientos que, junto a las anteriores, surjan en este momento, sin
embargo, las siguientes líneas buscan es presentar una reflexión a raíz que de
lo que se vive a diario en nuestras aulas.
Todos
aquellos que somos arquitectos sabemos que es una carrera con un alto grado de
complejidad, exigencia, dedicación, trabajo, esfuerzo, etc., en tanto que se
entremezclan factores humanos, sociales, psicológicos, ambientales, legales,
creativos, de satisfacción de necesidades, los cuales se deben conjugar
armónicamente en un hecho arquitectónico.
Asimismo, todos aquellos que somos arquitectos también sabemos que esta es una
carrera altamente demandante, refiriéndonos especialmente al tiempo, ya que el
proceso creativo, de ideación, de investigación y maduración de un proyecto
arquitectónico requiere mucho más que un par de horas de clases al día. Pero
esto parece ser un hecho que no está completamente claro para algunas personas
que deciden embarcarse en este programa educativo específico.
De acuerdo
con el portal Estudiar Arquitectura[1],
esta carrera es una de ésas que exige más
tiempo que el promedio, donde a lo largo de todo el programa se tendrá que
invertir, sin lugar a dudas, de muchas horas de desvelo haciendo dibujos,
planos, maquetas, diseños, y es por eso que, toda persona que se plantea cursar
estos estudios debe saber a lo que se enfrentará. Es también una carrea que
requiere mucha disciplina, responsabilidad, constancia, compromiso, entre otras.
Aunado a lo
anterior, el portal No Sé Qué Estudiar[2],
refuerza lo planteado en que esta es un área de conocimiento que implica muchas
horas de estudio, lectura, trabajo, dibujo de planos, elaboración de maquetas,
y que, muy probablemente, puede resultar abrumador el tiempo que debe emplearse
a cada una de las materias del este programa. En algunos casos hasta requiere
sacrificar ciertos tiempos de conveniencia e interacción social en aras de dar
una adecuada respuesta al requerimiento que determinada materia tiene y, por
ende, esto se traducirá en éxito estudiantil.
Así como
pasa en otras carreras, en arquitectura los docentes, en la medida que vamos
avanzando en las sesiones de aprendizaje, vamos elevando el nivel de
dificultad, exigencia, profundidad de contenidos. Con el transcurrir de los
días estos parámetros los vamos incrementando; es decir, y como es dicho en la jerga
coloquial, vamos ajustando las tuercas
del aprendizaje. A algunos estudiantes les cuesta mucho acoplarse a este ritmo
o responder adecuadamente, en especial cuando tenemos cursos que se desarrollan
en un mes.
En este
sentido, cuando esto va desarrollándose paulatinamente los estudiantes
comienzan a plantear excusas y pretextos del ritmo educativo, ya que alegan que
son personas que trabajan, tienen hijos, tienen familias, tienen compromisos
laborales que se llevan a casa, etc., y hasta han sugerido explícitamente que
por qué todas las actividades, trabajos, tareas y todo lo relacionado con la
materia no se desarrollan en esos 120 minutos de clases que dura cada sesión de
aprendizaje.
Es aquí
cuando traigo a colación lo planteado previamente en que todas aquellas
personas que deciden estudiar arquitectura deben tener un alto grado de
claridad, conciencia y responsabilidad en el reto que van a comenzar a asumir, para
posteriormente no atravesar por insatisfacciones, frustraciones, molestias relacionadas
con la inversión de tiempo que se debe
tener para con cada materia que se está cursando; esto aunado a que existen
personas que, por su forma específica de aprender, requieren un poco más de
tiempo que otras.
Nuestras
prácticas educativas siempre deben estar enmarcadas en la calidad, exigencia
hacia los estudiantes, progresiva dificultad en los temas que se tratan en
clases, seguimiento de instrucciones o parámetros específicos, entre otras,
esto hará de ellos mejores profesionales, con un alto grado de preparación
académica e intelectual que respondan acertadamente a las realidades laborales
que cada día van surgiendo.
Para
finalizar este espacio de reflexión, deseo compartir un punto tomado de un
ensayo de José Benito Flores Juárez, docente e investigador (2017)[3],
centrado en la exigencia académica en el aula universitaria, específicamente acerca
del profesor exigente. Según lo
planteado por el autor de dicho ensayo se puede elaborar una propuesta de perfil
de los profesores exigentes:
·
Establecen
y cumplen normas y reglamentos.
·
Diseñan
detalladamente sus cursos.
·
Son
cumplidos, responsables e íntegros.
·
Enseñan
con entusiasmo [que contagia al grupo].
·
Encargan
actividades retadoras y provechosas que formen el aprendizaje activo.
·
Son
rigurosos al calificar.
·
Tienen
altas expectativas de los alumnos.
·
Retroalimentan
oportuna y atinadamente.
·
Establecen
una relación madura y sólida con sus estudiantes.
Como
resultado de esto, los estudiantes aprenden más y están más satisfechos con su
experiencia educativa.
[1] Portal Arquitectura
(2022). ¿Es difícil estudiar
Arquitectura? Disponible en: https://estudiararquitectura.com/es-dificil-estudiar-arquitectura/ (Consulta:
23/Marzo/2022).
[2] Portal No Sé Qué
Estudiar (2022). Ventajas y Desventajas
de Estudiar Arquitectura. Disponible en: https://www.nosequeestudiar.net/carreras/arquitectura/ventajas-y-desventajas-de-estudiar-arquitectura/ (Consulta:
23/Marzo/2022).
[3] Flores Juárez, José
Benito (2017). Exigencia Académica en el
Aula Universitaria: Un Ensayo sobre Rigor y Exigencia en Universidades
Mexicanas. Disponible en: https://hablandoderecho.wordpress.com/2015/02/10/exigencia-academica-en-el-aula-universitaria-un-ensayo-sobre-rigor-y-exigencia-en-universidades-mexicanas/ (Consulta:
23/Marzo/2022).