jueves, 24 de marzo de 2022

¿DISMINUCIÓN DEL NIVEL DE EXIGENCIA EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA?

¿DISMINUCIÓN DEL NIVEL DE EXIGENCIA EN LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA DE ESTUDIANTES DE ARQUITECTURA?

 

Arq. Enrique Adolfo Simmonds Barrios, MSc.

Bogotá; Marzo 23/2022.

 

Cuando hablamos de procesos educativos o formativos necesariamente estamos hablando de un proceso en el cual nuestros conocimientos, destrezas, habilidades deben ir en aumento; es decir, es un proceso de evolución. Unos autores hablan que nuestro conocimiento puede representarse como una serie de circunferencias concéntricas en la que la más pequeña, la interior, suele representar aquella información con el menor nivel de exigencia, complejidad, aplicabilidad, dificultad, y en la medida en la que vamos dominando cada una de esas circunferencias, estos niveles anteriormente mencionados van aumentando: esto es lo que hace que nuestros procesos formativos o educativos representen un proceso evolutivo.

 


 

Ahora bien, partiendo de este supuesto habría que reflejar dicha información en nuestros escenarios educativos, que, al fin y al cabo, son los escenarios reales y cotidianos a los cuales nos enfrentamos como formadores. Así pues, sería entonces inevitable preguntarnos ¿Podemos evidenciar en nuestros estudiantes que realmente sus conocimientos, habilidades, destrezas en cada una de las materias van en aumento o evolución, con respecto a las asignaturas anteriores? ¿Es fácil para ellos reconocer que están recorriendo este camino evolutivo? ¿Nosotros, en tanto docentes, con nuestras prácticas educativas, propendemos a que dichos conocimientos, destrezas, habilidades vayan en evolución o en aumento? Posiblemente sean muchos cuestionamientos que, junto a las anteriores, surjan en este momento, sin embargo, las siguientes líneas buscan es presentar una reflexión a raíz que de lo que se vive a diario en nuestras aulas.

 

Todos aquellos que somos arquitectos sabemos que es una carrera con un alto grado de complejidad, exigencia, dedicación, trabajo, esfuerzo, etc., en tanto que se entremezclan factores humanos, sociales, psicológicos, ambientales, legales, creativos, de satisfacción de necesidades, los cuales se deben conjugar armónicamente en un hecho arquitectónico. Asimismo, todos aquellos que somos arquitectos también sabemos que esta es una carrera altamente demandante, refiriéndonos especialmente al tiempo, ya que el proceso creativo, de ideación, de investigación y maduración de un proyecto arquitectónico requiere mucho más que un par de horas de clases al día. Pero esto parece ser un hecho que no está completamente claro para algunas personas que deciden embarcarse en este programa educativo específico.

 

De acuerdo con el portal Estudiar Arquitectura[1], esta carrera es una de ésas que exige más tiempo que el promedio, donde a lo largo de todo el programa se tendrá que invertir, sin lugar a dudas, de muchas horas de desvelo haciendo dibujos, planos, maquetas, diseños, y es por eso que, toda persona que se plantea cursar estos estudios debe saber a lo que se enfrentará. Es también una carrea que requiere mucha disciplina, responsabilidad, constancia, compromiso, entre otras.

 

Aunado a lo anterior, el portal No Sé Qué Estudiar[2], refuerza lo planteado en que esta es un área de conocimiento que implica muchas horas de estudio, lectura, trabajo, dibujo de planos, elaboración de maquetas, y que, muy probablemente, puede resultar abrumador el tiempo que debe emplearse a cada una de las materias del este programa. En algunos casos hasta requiere sacrificar ciertos tiempos de conveniencia e interacción social en aras de dar una adecuada respuesta al requerimiento que determinada materia tiene y, por ende, esto se traducirá en éxito estudiantil.

 

Así como pasa en otras carreras, en arquitectura los docentes, en la medida que vamos avanzando en las sesiones de aprendizaje, vamos elevando el nivel de dificultad, exigencia, profundidad de contenidos. Con el transcurrir de los días estos parámetros los vamos incrementando; es decir, y como es dicho en la jerga coloquial, vamos ajustando las tuercas del aprendizaje. A algunos estudiantes les cuesta mucho acoplarse a este ritmo o responder adecuadamente, en especial cuando tenemos cursos que se desarrollan en un mes.



 

En este sentido, cuando esto va desarrollándose paulatinamente los estudiantes comienzan a plantear excusas y pretextos del ritmo educativo, ya que alegan que son personas que trabajan, tienen hijos, tienen familias, tienen compromisos laborales que se llevan a casa, etc., y hasta han sugerido explícitamente que por qué todas las actividades, trabajos, tareas y todo lo relacionado con la materia no se desarrollan en esos 120 minutos de clases que dura cada sesión de aprendizaje.

 

Es aquí cuando traigo a colación lo planteado previamente en que todas aquellas personas que deciden estudiar arquitectura deben tener un alto grado de claridad, conciencia y responsabilidad en el reto que van a comenzar a asumir, para posteriormente no atravesar por insatisfacciones, frustraciones, molestias relacionadas con la inversión de tiempo que se debe tener para con cada materia que se está cursando; esto aunado a que existen personas que, por su forma específica de aprender, requieren un poco más de tiempo que otras.

 

Nuestras prácticas educativas siempre deben estar enmarcadas en la calidad, exigencia hacia los estudiantes, progresiva dificultad en los temas que se tratan en clases, seguimiento de instrucciones o parámetros específicos, entre otras, esto hará de ellos mejores profesionales, con un alto grado de preparación académica e intelectual que respondan acertadamente a las realidades laborales que cada día van surgiendo.

 

Para finalizar este espacio de reflexión, deseo compartir un punto tomado de un ensayo de José Benito Flores Juárez, docente e investigador (2017)[3], centrado en la exigencia académica en el aula universitaria, específicamente acerca del profesor exigente. Según lo planteado por el autor de dicho ensayo se puede elaborar una propuesta de perfil de los profesores exigentes:

·         Establecen y cumplen normas y reglamentos.

·         Diseñan detalladamente sus cursos.

·         Son cumplidos, responsables e íntegros.

·         Enseñan con entusiasmo [que contagia al grupo].

·         Encargan actividades retadoras y provechosas que formen el aprendizaje activo.

·         Son rigurosos al calificar.

·         Tienen altas expectativas de los alumnos.

·         Retroalimentan oportuna y atinadamente.

·         Establecen una relación madura y sólida con sus estudiantes.

Como resultado de esto, los estudiantes aprenden más y están más satisfechos con su experiencia educativa.



[1] Portal Arquitectura (2022). ¿Es difícil estudiar Arquitectura? Disponible en: https://estudiararquitectura.com/es-dificil-estudiar-arquitectura/ (Consulta: 23/Marzo/2022).

[2] Portal No Sé Qué Estudiar (2022). Ventajas y Desventajas de Estudiar Arquitectura. Disponible en: https://www.nosequeestudiar.net/carreras/arquitectura/ventajas-y-desventajas-de-estudiar-arquitectura/ (Consulta: 23/Marzo/2022).

[3] Flores Juárez, José Benito (2017). Exigencia Académica en el Aula Universitaria: Un Ensayo sobre Rigor y Exigencia en Universidades Mexicanas. Disponible en: https://hablandoderecho.wordpress.com/2015/02/10/exigencia-academica-en-el-aula-universitaria-un-ensayo-sobre-rigor-y-exigencia-en-universidades-mexicanas/ (Consulta: 23/Marzo/2022).

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