ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE EN ESTUDIANTES
Enrique Adolfo Simmonds Barrios
Arquitecto Magíster en Informática Educativa
Facultad de Arquitectura e Ingeniería Industrial
Docente de la Institución Universitaria de Colombia
Bogotá; Noviembre 01/2023.
En un contexto universitario, una
persona que decide embarcarse dentro de esta fascinante aventura debe tomar
conciencia en cómo son ciertos procesos metales que dicha persona posee, de
manera que todas sus capacidades cognitivas puedan abrirse de la mejor manera a
esta experiencia. Es acá cuando podría incluirse las estrategias de
aprendizaje, y en este caso en particular, en el contexto inicialmente
mencionado.
En este sentido, cuando se habla
básicamente de estrategia, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia
Española (2014)[1],
esta hace referencia a un proceso que es regulable o también un conjunto de
reglas que llevan como propósito buscar una óptima decisión en un momento determinado.
Dentro de lo anterior, es valioso resaltar el término “regulable”, en tanto que
denota que tiene la capacidad de llevarse medidamente o ajustándose a una situación
concreta.
Adicionalmente, Díaz Barriga y
Hernández (2010)[2]
hablan acerca de una estrategia de aprendizaje como aquellos procedimientos que
el aprendiz utiliza de manera deliberada,
flexible, heurística (en tanto indagativa o investigativa) y adaptativa, en aras de mejorar sus
procesos de aprendizaje significativamente. Se hablaría de que es deliberada ya
que existe una total intención en su uso o aplicación; flexible y adaptativa,
ya que tendría la capacidad de poder ajustarse a otros contextos con
condiciones similares; y heurística, puesto que requiere un proceso de
investigación y profundización de información.
Complementando lo expresado por los
autores anteriores, una estrategia de aprendizaje puede entenderse como:
“Procedimiento
(conjunto de pasos o habilidades) y al mismo tiempo un instrumento psicológico
que el alumno adquiere y emplea intencionalmente como recurso flexible, para
aprender significativamente y para solucionar problemas y demandas académicas
[…]. Su empleo implica una continua actividad de toma de decisiones, un control
metacognitivo y está sujeto al influjo de factores motivacionales, afectivos y
de contexto educativo-social”. (Página 180)
Como puede interpretarse de las
palabras de los investigadores, estas estrategias, de primer momento, tienen
como protagonista al estudiante en tanto agente activo de su propio
aprendizaje. Segundo, tienen un propósito específico, están enfocadas en la consecución
de una meta, o tienen de trasfondo una motivación directa: el aprendizaje
significativo. Tercero, carecen de rigidez, permitiendo tomar de cada una de
éstas lo mejor para otros escenarios específicos. Cuarto, tienen un basamento
en la conciencia, ya que el alumno debe escoger o decidir ante posibles caminos
o rutas que lo lleven al logro de su meta. Quinto, el entorno y las condiciones
personales propias tienen influencia tanto en las estrategias a emplear como en
el estudiante mismo.
Finalmente, es posible reconocer el
valor e importancia que las estrategias de aprendizaje tienen, especialmente,
para los estudiantes, puesto que irán permitiendo el crecimiento y maduración
personal y académica, en este caso, universitaria, en aras de un aprendizaje
real y significativo. Está también en manos de los docentes, acompañantes,
formadores, instructores, motivar el uso de estas estrategias, específicamente,
dentro del aula.
[1] Real Academia Española
(2014). ESTRATEGIA. Edición 23.
Disponible en: https://dle.rae.es/estrategia (Consulta:
01/Nov/2023).
[2] Díaz Barriga, Frida;
Hernández Rojas, Gerardo (2010). ESTRATEGIAS
DOCENTES PARA UN APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO: UNA INTERPRETACIÓN CONSTRUCTIVISTA.
3ra Edición. McGraw Gill/ Interamericana Editores, S.A de C.V. México. ISBN:
978-607-15-0293-3.
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