SISTEMA
HOLÍSTICO DE INTERACCIÓN PARTICIPATIVA PARA EL BAJO RENDIMIENTO ESCOLAR
(parte
2 – complementaria)
– Problemática
abordada bajo una el Pensamiento Sistémico –
Enrique Adolfo
Simmonds Barrios
Arquitecto y
Magíster en Informática Educativa
enriquesimmonds@gmail.com
Bogotá –
Colombia (Febrero 2017)
I. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA
Dentro de las situaciones que más enfrentan los docentes dentro del aula
de clases es el conocido bajo rendimiento escolar. Este es un
hecho que suele estar interconectado con una serie de acontecimientos y
situaciones que son ajenas al aula y que raras veces suelen ser abarcadas por
dichos docentes, ya que sólo se centran en la transferencia de contenidos
académicos como tal.
En este sentido, el proceso educativo suele estar afectado por
situaciones distractoras que comúnmente suele ser manejadas por los docentes en
sus aulas, tales como: entrada y salida de estudiantes del salón, llegada a
destiempo al inicio de clases, atención de llamadas telefónicas, manipulación
de dispositivos electrónicos, conversaciones con compañeros, entre otros.
Sin embargo, es posible identificar otras situaciones o elementos que
promueven el bajo rendimiento escolar de los estudiantes pero que necesitan
ser manejados bajo la colaboración de otros profesionales (psicólogos,
psicopedagogos, trabajadores sociales, consejeros vocacionales), como por
ejemplo: déficit de atención, dificultades específicas de aprendizaje, bajos
niveles de interés en la carrera estudiada, entre otros.
Por otra parte, una infraestructura física inadecuada, condiciones
geográficas/medio ambientales, inciden directa e indirectamente de los niveles
de bajo
rendimiento escolar, como por ejemplo: falta de un adecuado
acondicionamiento termo acústico de los salones; mesas, pupitres, sillas en mal
estado; excesiva o escasa iluminación del área de trabajo; entre otros.
Asimismo, es posible encontrar dentro del proceso de enseñanza
aprendizaje situaciones que radican en la figura del docente y que pueden
contribuir también al bajo rendimiento escolar, como puede
ser el caso de bajos niveles de idoneidad y competencia dentro de la asignatura
a impartir, falta de formación complementaria (al pregrado), bajos niveles de
experiencia en ejercicio docente, entre otros factores.
Por último, existen otro grupo de situaciones que también inciden en el
problema en cuestión y que su manejo es más delicado por formar parte de un
ambiente externo al aula de clases, inclusive externo al centro educativo; tal
es el caso de problemas intrafamiliares, familias disfuncionales, dificultades
socioculturales, etc.
Tomando en consideración lo anteriormente dicho, es posible reconocer
que el proceso educativo presenta un alto grado de complejidad, puesto que en
éste intervienen una diversidad de factores que deben ser considerados y
tomados en cuenta en aras de poder atacar y reducir los índices de bajo
rendimiento escolar, y aumentar progresivamente la calidad y eficacia
en dicho proceso.
Además, es necesario ir superando y transformando esquemas de unidireccionalidad en la enseñanza (profesor
® estudiantes) y establecer organizaciones para circulares e interdependientes, en la
que todos los actores participen activamente dentro del proceso educativo que
se lleva en el aula, pudiendo abordar las individualidades e historias
personales que cada alumno trae consigo al salón y que directa o indirectamente
tienen incidencia en este proceso.
Basados en lo expuesto, es posible que surjan preguntas al respecto de
este problema, como: ¿Las estrategias empleadas por los docentes para abordar
el bajo rendimiento escolar son las más eficaces? ¿Suelen los docentes manejar
todos sus grupos de estudiantes de manera homogénea? ¿Es posible mantener un
seguimiento del progreso estudiantil que incorpore aspectos externos a lo
académico? ¿Hasta qué punto los docentes y/o centro educativo pueden
involucrarse en situaciones que son externas al ambiente escolar?
II. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
El abordaje de esta situación es considerada de importancia ya que los
docentes, en tanto acompañantes de un proceso educativo, son los que llevan el
protagonismo de dicho proceso, son los que están en contacto directo con los
estudiantes y son los que cargan la mayor responsabilidad de la formación
integral. Es conveniente
porque el trabajo de estas situaciones que fomentan el bajo rendimiento estudiantil
garantizará una mejor preparación y perspectiva profesional dentro y fuera del
aula, y una visión mucho más holística del quehacer educativo. Es también socialmente relevante, ya que la
formación integral de los estudiantes tendrá su fin en el desempeño de una
actividad social y en la medida que los estudiantes estén mejor formados, mejor
[y más favorable] será su impacto profesional en la sociedad.
Por otra parte, se considera adecuado el uso de la perspectiva sistémica
para el manejo de este problema de bajo rendimiento estudiantil, en
contraposición a una óptica reduccionista, ya que se busca que existan
relaciones e interacciones entre los componentes y elementos del sistema
(docentes, alumnos, grupo escolar, centro educativo, familia, comunidad), ya
que esto arrojaría información nueva que haría que el sistema propuesto se vaya
adaptando a los cambios acontecidos.
III. ESCALAS DEL SISTEMA PROPUESTO
Dentro del problema planteado es posible identificar más de un sistema
que interactúan entre sí (sistema del salón de clases, sistema del centro
educativo, sistema de la familia y la comunidad); es decir, un metasistema. Sin
embargo, se podrían reconocer unas escalas las cuales facilitarían la
descripción de estos sistemas, primero una escala
micro, referida al estudiante, docente, comunidad, familia; segundo una escala macro, referida al salón de
clases; una escala meso, referida a
la interacción, comunicación, actividades, recursos, desempeño. Esto hablando
del sistema salón de clases, familia y comunidad.
Y, considerando el sistema centro educativo, se podría identificar una escala micro referida a los salones de
clases y áreas administrativas/complementarias, y una escala macro referida al centro educativo.
Se hace necesario el manejo de estas escalas dentro de todo el sistema
propuesto ya que es necesario evaluar las interacciones entre cada uno de los
componentes internos de cada sistema y la relación de los diferentes sistemas
con los otros.
IV. COMPONENTES E INTERACCIONES DEL
SISTEMA
Hablando acerca de los componentes e interacciones existentes dentro del
sistema es posible considerar lo siguiente, cuando se muestra trabaja con el Sistema del Salón de Clases (ver FIGURA
1) los componentes propios del mismo es la figura del docente (D) y la de los estudiantes
(E) desarrollando el proceso de
enseñanza aprendizaje (PEA) inmersos dentro del salón de clases. Las
interacciones dadas dentro de este pequeño sistema deben ser multidireccional,
no solamente entre el docente y los estudiantes, sino entre el grupo mismo de
estudiantes. En este escenario comienzan también a incidir las condiciones de
infraestructura anteriormente dichas.
Por otra parte, al hablar de los componentes del Sistema de Salón de Clases (ver FIGURA 2) junto a los del Sistema de la Familia y la Comunidad,
es posible considerar que el estudiante
(E) pertenece a una familia (F) y
una comunidad (C), y al mismo tiempo
cuenta con un perfil psicopedagógico
(PS) producto de la interacción con la familia, la comunidad y el ambiente
escolar; este perfil psicopedagógico acompaña a estudiante dentro y fuera del
aula (por eso en la figura 2 este componente está una parte dentro del sistema
del salón de clases).
Finalmente, al ver el Sistema del
Centro Educativo (ver FIGURA 3) es posible reconocer los siguientes
componentes del mismo, los (sub) sistemas
del salón de clases que se vinculan y relacionan entre sí y con el sistema administrativo y complementario
que sirve de ayuda, soporte y guía para muchas de las funciones que se llevan
dentro y fuera del aula.
V. DINÁMICA DEL SISTEMA
Cuando se trata el punto de la dinámica del sistema podría comentarse
que los sistemas del salón de clases y los de la familia y la comunidad representan
un alto grado de cambio, por su naturaleza en sí y todo lo que cada uno de los
componentes implica. Ya cuando se estudia el sistema del centro educativo
podría pensarse que nivel de dinamismo es menor comparado con los anteriores,
puesto que éste representa más una estructura preestablecida de elementos y
componentes que casi siempre se mantienen con el paso de los períodos
escolares.
VI. RETROALIMENTACIÓN DEL SISTEMA
La retroalimentación que mayormente puede apreciarse en la problemática
del bajo rendimiento estudiantil suele inclinarse más hacia una retroalimentación
negativa, puesto que el docente aplica estándares y procesos establecidos (de
cursos anteriores) los cuales no siempre se ajustan a la audiencia vigente; por
el contrario, es la audiencia (los estudiantes) la que tiene que adaptarse.
En este sentido, se considera que para lograr mejores resultados en la
formación integral de los estudiantes sería mucho más beneficioso optar por una
retroalimentación positiva en la que
todos los elementos que se reconocen como parte de los sistemas interactúen y
aporten al proceso con la finalidad de promover una actualización y
perfeccionamiento constante del sistema de enseñanza. También, porque el cambio
de uno de los elementos de los sistema afectaría notoriamente el funcionamiento
y la interacción del sistema mismo.
VII. EMERGENCIA DENTRO DEL SISTEMA
Al referir la emergencia dentro del sistema existen componentes que
constantemente estarían arrojando información nueva que conllevaría a la actualización
periódica de dicho sistema, como lo serían los estudiantes, sus respectivos
perfiles psicopedagógicos, los docentes, las familias, la comunidad. Como son
elementos tan dinámicos estarán arrojando una información emergente de forma
constante.
VIII. TIPO DE SISTEMA
En otro orden de ideas, el sistema planteado para esta problemática
podría estar enmarcado dentro de los sistemas antifrágiles, primeramente porque está sometido a constantes
cambios; es decir, son sistemas dinámicos, y porque éste mismo sistema va
aprovechando dichos cambios para ir mejorando su funcionamiento y de esta
manera proporcionar mejores resultados o soluciones.
IX. CONCLUSIÓN
A criterio del investigador, la aplicación del pensamiento sistémico
ofrecería muchas más bondades en el abordaje y solución de las situaciones que
están interfiriendo en el bajo
rendimiento escolar presenciado en las aulas de clases, puesto que éste
permitiría trabajar bajo un panorama holístico considerando todos y cada uno de
los elementos inmersos en el sistema. En este sentido, se pasaría de estar en
un sistema unidireccional de
enseñanza, en la que la prioridad del docente es cumplir con su función de
transmitir un contenido académico sin considerar las distintas variables que
están alrededor de este proceso, a un sistema
en red en la que el docente trabaja
en colaboración con el estudiante individual, con el grupo de estudiantes, con
otros profesionales del centro educativo, con la familia, con la comunidad en
las situaciones que pueden estar provocando un bajo rendimiento en la escuela.
También, el poder ir identificando las causas que están relacionadas con
el bajo rendimiento escolar bajo una perspectiva sistémica hace que el docente,
el centro educativo, la familia y la comunidad puedan trabajar de manera
conectada y red en pro del logro de objetivos concretos en los estudiantes y
que el resultado definitivamente se verá reflejado en su desempeño tanto dentro
como fuera del aula y centro educativo.
FIGURA
1: Sistema del salón de clases en el que se
muestra la interacción del docente y los estudiantes dentro del proceso de
enseñanza y aprendizaje
FIGURA
2: Sistema del salón de clases el cual es afectado
por el (los) sistema(s) de familia y comunidad
FIGURA
3: Sistema del centro educativo en el que se
muestra la interacción de los salones de clases y las áreas administrativas y
complementarias dentro del centro educativo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario